El pantano de Elche fue construido en el siglo XVII y junto con la Acequia Mayor servía para el aprovechamiento del agua del río Vinalopó. El embalse ha sido reparado en diferentes ocasiones tras sufrir desperfectos en riadas y en la actualidad es un interesante humedal para la observación de aves.
AVISO: Tras las tormentas de primavera de 2018, el agua se ha llevado las pasarelas de madera que había entre el Molí dels Magros y el pantano. Hasta que se repongan, o bien hay que arriesgarse un poco cruzando por los restos de éstas, o bien dar un rodeo por la pista de acceso al pantano.
La ruta comienza en el Molí del Real, un antiguo molino harinero del s. XVIII al que llegaba el agua del pantano de Elche por la Acequia Mayor. El molino es uno de los monumentos de interés cultural de la ciudad y está en el Parque Municipal, al lado del puente del Ferrocarril sobre el río Vinalopó.
En el cauce del río junto al Molí del Real hay un panel del sendero medioambiental del río Vinalopó. Desde este punto y en dirección norte vamos a seguir el cauce del río por cualquiera de los dos lados del paseo hasta la Rafa Vella, uno de los antiguos puntos donde se encauzaba el agua del río. Desde la Rafa Vella continuamos por el margen izquierdo del río (según el sentido de la marcha), pasamos por debajo del puente del Bimilenario y llegamos a la Rafa Nova, otro de los puntos de toma de agua del río.
Tras la Rafa Nova el cauce tiene un bosquete de tarays en el que tenemos que cruzar el cauce y pasar al margen derecho (había una pasarela que ha desaparecido). Por el otro margen vamos a continuar la ruta pasando algunas pasarelas, cruzando las tuberías del canal del Taibilla y pasando bajo el viaducto de la A-7. Tras el viaducto, el cauce gira al oeste en la zona de Caramoro y más adelante cruzamos el cauce por otra pasarela y dejamos a nuestra derecha la zona del río conocida como el Clot del Diable, que tiene su propio panel explicativo.
Desde el Clot del Diable tenemos que seguir un corto trecho por la pista asfaltada hasta la explanada del Molí dels Magros. Hasta esta explanada se puede acceder con coche para aquellos que no quieran hacer la ruta andando. En esta zona seguimos un tramo de acequia que pasa por la zona del Molí dels Magros, un antiguo molino del s. XIX del que solo quedan los tramos de la acequia de desviación flanqueados por palmeras.
Dejamos atrás el Molí dels Magros y continuamos por los restos de antiguas acequias, pasando junto a una imponente palmera de varios brazos cerca del puente del Arquet. A continuación, descendemos por una escalinata de madera a la altura del cauce, donde está el tramo de las dos pasarelas que han desaparecido tras las lluvias de primavera de 2018. Mientras no se repongan, hay que elegir caminos alternativos. La opción segura es rodear desde el Molí dels Magros por la pista hasta el pantano (he dibujado el rodeo en el mapa). La opción más arriesgada pero más corta, por el margen de las escaleras de madera ganando desnivel por el roquedo (no hay hitos, no está señalizado, es bastante aéreo, no hacer si no estás acostumbrado a caminar por terreno abrupto).
Tras las pasarelas volvemos al margen derecho y por el camino llegamos a la central hidroeléctrica y a la presa. La obra, del s. XVII, es una presa en arco en dos tramos, aprovechando un resalte rocoso en medio del cauce. Tiene un núcleo de mampostería y cubierta externa de sillería. La parte alta de la presa hace de aliviadero y forma una cascada de agua. En el muro destaca el vano de una galería de fondo que se usaba para la limpieza de fangos. Por la derecha, una escalera tallada en la roca nos permite subir a la caseta de guarda que hay junto a la presa. Actualmente hay una pasarela en el margen del pantano que permite continuar la ruta aguas arriba.
Desde la caseta de guardia vamos a subir al Castellar de la Morera. La subida, por senda, no está señalizada salvo por la presencia de hitos, y permite tener una vista panorámica mejor del embalse. En el alto, además, hay un importante yacimiento arqueológico en un antiguo poblado musulmán del s. X.
La bajada del Castellar la hacemos por otra senda, bastante empinada, que baja por la cara norte hacia el Canal de la Desviación, otra de las obras hidráulicas de la zona. Se trata de un canal construido a principios del s. XX formado por túneles y acueductos de sillería sobre arcos de medio punto. Este canal flanqueaba el embalse desde el molino de Pavía hasta la presa, generando un desnivel de 30 metros que era aprovechado por la central hidroeléctrica que hemos visto antes.
Desde el Canal de la Desviación retomamos la ruta del sendero medioambiental y volvemos a la presa flanqueando el embalse. El último tramo se hace ahora por la pasarela que han instalado sobre el pantano. Además, si alguna vez la pasarela no estuviera operativa, siempre nos quedará el tramo de senda por el roquedo entre la caseta de guardia y el Canal de la Desviación.
El regreso lo vamos a hacer por la misma ruta que a la ida, teniendo en cuenta los problemas con las pasarelas que os he comentado antes. Además, para aquellos que os apetezca, desde el Molí dels Magros podemos cruzar la pista y seguir una senda junto a la Acequia Mayor que permite visitar los ejemplares de Populus euphratica conocidos como "chopos ilicitanos". Se trata de una especie alóctona originaria de Asia que se piensa que fue introducida por los árabes. Los ejemplares que vemos son todos femeninos, clones producidos por reproducción asexual.
Tras el paseo junto a los "chopos ilicitanos" tenemos que volver al sendero oficial. Para ello podemos bajar por la zona de Caramoro. La bajada por las cárcavas es corta y empinada, y nos permite volver a la ruta principal por la que regresamos a Elche.