El barranc de l'Infern está en la comarca de la Marina Alta, entre Vall de Ebo y Vall de Laguart. Se trata de un barranco encajonado con tramos de impresionantes cortados que forma el río Girona entre las sierras de la Carrasca y del Migdia.
Desde la localidad de Pego, salimos en dirección a Sagra y tomamos el desvío a mano derecha hacia Vall de Ebo. Seguiremos por esta carretera comarcal hasta poco después de pasar el kilómetro 20, y nos desviaremos por una pista de tierra (con algunos tramos asfaltados) a mano izquierda. Por la pista llegamos a una casa en les Juvees d'Enmig por donde pasa el PR-CV 147 y donde comienza la ruta.
Desde les Juvees d'Enmig bajamos por un sendero que nos conduce hacia el fondo del barranco. A mitad del recorrido hay una fuente, la font de Reinós, y un cartel que nos indica que estamos siguiendo la ruta PR-CV 147 hacia les Juvees de Dalt. Pasada la fuente, el sendero sigue bajando hasta alcanzar el cauce del barranco. Para ir hacia la zona de rápeles debemos girar a la izquierda y seguir el cauce. En cambio, para seguir el PR-CV 147 hay que girar a la derecha hasta localizar la subida al otro lado del cauce.
El tiempo necesario para bajar el barranco es muy relativo, y depende del número de personas que integren el grupo, su destreza, etc.
En total son unos diez pasos, entre rápeles y pasamanos. El rapel más largo tiene unos diez metros. Con una cuerda de unos 30/40 metros hay suficiente.
Desde el último y angosto paso, el barranco comienza a abrirse y es posible caminar por varias sendas que discurren paralelas al cauce, por el que alcanzaremos el comienzo de la subida para regresar al punto de partida. En esta zona encontramos el trazado del PR-CV 147 que coincide con un antiguo camino de herradura que une los pueblos de Fleix y Vall de Ebo. Por la derecha se sube a Fleix, por la izquierda se regresa al punto de partida y si seguimos el cauce del barranco llegaríamos al embalse de Isbert. Nosotros subimos por la izquierda, siguiendo el trazado del sendero, que sube zigzagueando por la ladera de la montaña hasta llegar al Pou de Juvea, y después hasta la casa junto a la que habíamos dejado el vehículo.